Un sueño sano es importante para el crecimiento y el desarrollo físico, intelectual y social de los niños. El rendimiento escolar, deportivo y doméstico puede verse influido por los patrones de sueño del niño. Además, los niños que duermen poco tienen más probabilidades de ser obesos. Por lo tanto, es muy importante ayudar a los niños a dormir la cantidad y la calidad de sueño que necesitan. Determinar la causa del problema de sueño de un niño puede ser complicado y puede incluir desde trastornos emocionales hasta pesadillas, problemas respiratorios, dolores de estómago, afecciones médicas o problemas de comportamiento.
Obtener el diagnóstico correcto: el diario del sueño
El primer paso para ayudar a descubrir la causa del problema de sueño de un niño es llevar un diario de sueño detallado* durante 2 semanas. Un diario del sueño debe incluir 10 puntos importantes de información cada día:
- Hora en que el niño se fue a la cama
- Hora en que el niño se durmió
- Despertares/acontecimientos durante la noche (¿mojarse en la cama? ¿ronquidos?)
- Hora en que el niño se despierta
- Horario de comidas
- Siestas diurnas
- Calidad percibida del sueño
- Grado de alerta o somnolencia durante el día
- Tensiones médicas o psicológicas
- Problemas de comportamiento
Un diario del sueño ayudará a su médico de cabecera a averiguar qué puede estar causando el insomnio y si puede ser útil o no consultar a otro médico (como un especialista en comportamiento, respiratorio o gastrointestinal).
Tenga en cuenta que los niños suelen experimentar los síntomas de la falta de sueño de forma diferente a los adultos. Por ejemplo, los adultos que no duermen lo suficiente suelen quejarse de sentirse somnolientos o lentos, mientras que los niños pueden volverse hiperactivos o irritables cuando están fatigados. Los problemas respiratorios como la apnea del sueño sólo suelen darse en adultos con sobrepeso u obesidad; sin embargo, los niños con peso normal suelen padecer apnea del sueño.
¿Cuánto sueño necesita un niño?
Como ocurre con los adultos, cada niño puede necesitar más o menos horas de sueño que la media, en función de su predisposición genética. No obstante, los CDC recomiendan el siguiente número de horas de sueño diario para niños de distintas edades:
- Recién nacidos: 16-18 horas al día
- Niños en edad preescolar: 11-12 horas al día
- Niños en edad escolar: Al menos 10 horas al día
- Adolescentes: 9-10 horas al día
Qué hacer y qué no hacer durante el sueño
Para la mayoría de los niños que no tienen una afección médica subyacente como causa de su insomnio, existen varias estrategias que pueden ser útiles para volver a conciliar el sueño:
DO:
- Ejercicio diario - Los CDC recomiendan 60 minutos de actividad física al día para niños y adolescentes. Sin este nivel de actividad, los niños pueden tener dificultades para desahogarse y conciliar el sueño.
- Comer alimentos de calidad: una dieta rica en proteínas magras, lácteos, frutas, verduras, grasas saludables y carbohidratos complejos puede ayudar a regular los niveles hormonales, los hábitos intestinales y mejorar el bienestar físico y psicológico de niños y adolescentes.
- Limitar el tiempo de TV/textos - La mayoría de los padres se esfuerzan por reducir el uso que hacen sus hijos de los medios digitales para su entretenimiento diario. Sin embargo, la Academia Americana de Pediatría recomienda limitar a dos horas diarias el tiempo dedicado a los medios de entretenimiento. La Clínica Mayo advierte de que demasiado tiempo de televisión puede provocar violencia, obesidad, bajo rendimiento escolar, problemas de conducta y trastornos del sueño.
- Seguir una rutina: acostarse y levantarse a la misma hora ayuda al organismo a adquirir un ritmo de sueño regular. Acostarse a horas diferentes tiene un efecto similar al jet lag.
- Mantener el dormitorio para dormir - Tener un televisor en el dormitorio invita a la distracción. Mantener un ritual de sueño por el que se asocie la cama únicamente con el momento de dormir (en lugar de ver la televisión, jugar a videojuegos, leer libros, etc.) puede ayudar a entrenar al cuerpo para conciliar el sueño más rápidamente una vez en la cama.
NO LO HAGAS:
- Tomar cafeína. La cafeína (sobre todo antes de acostarse) puede contribuir al insomnio. Las "bebidas energéticas" que contienen altos niveles de cafeína pueden ser especialmente peligrosas para los adolescentes y, en raras ocasiones, se han asociado a muertes relacionadas con el corazón.
- Come justo antes de acostarte. Las comidas nocturnas pueden aumentar el riesgo de reflujo gastroesofágico (ERGE) o acidez estomacal. Acostarse inmediatamente después de comer puede favorecer que el contenido ácido del estómago suba al esófago, provocando una dolorosa sensación de ardor e interrumpiendo el sueño.
- Utilice los medicamentos de venta libre para el resfriado y la gripe como somníferos para los niños. Los medicamentos de venta libre para el resfriado y la gripe de uso nocturno pueden provocar somnolencia como efecto secundario de uno de sus principios activos (difenhidramina). Sin embargo, no es adecuado administrar a un niño sano un medicamento combinado para el resfriado y la gripe, y estos medicamentos no deben utilizarse en niños menores de 4 años con síntomas de resfriado/gripe. Estos medicamentos pueden tener efectos secundarios no deseados, y es mejor reservarlos para tratar los síntomas reales del resfriado y la gripe. La FDA ha aprobado el uso de difenhidramina sola para la "sedación nocturna leve" en niños mayores de 12 años. Sin embargo, se trata de un tratamiento de último recurso porque puede causar somnolencia que se prolonga durante el día, afectando al rendimiento escolar y deportivo y a otros efectos no deseados. En algunos niños, la difenhidramina puede provocar hiperactividad.
- Dé a su hijo los somníferos que le han recetado. El intercambio de recetas debe evitarse en cualquier circunstancia, pero es especialmente importante en el caso de los niños. La dosificación de ciertos medicamentos por parte de un adulto puede dañar o incluso poner en peligro la vida de un niño. No comparta nunca sus medicamentos con otras personas. Pregunte a un profesional sanitario si su hijo podría beneficiarse de la medicación recetada para dormir.
Cuándo llamar al médico
Si cree que su hijo puede tener una afección médica causante de su problema de sueño, es importante que se ponga en contacto con un profesional sanitario. La enfermedad por reflujo (acidez estomacal), el asma, la anemia, la apnea del sueño (debida a amígdalas grandes o a una vía respiratoria parcialmente obstruida), los efectos secundarios de los medicamentos, las pesadillas, las fobias (a la oscuridad y a los monstruos en los niños más pequeños) y el trastorno por déficit de atención con hiperactividad son causas bastante frecuentes de problemas de sueño.
Si los problemas de sueño de su hijo empiezan a afectar a su rendimiento escolar o a su capacidad para practicar deporte, puede ser señal de que necesita ayuda profesional.
El insomnio en caso de fiebre alta, dolor abdominal o torácico, rigidez de cuello, dolores de cabeza, vómitos o convulsiones debe ser evaluado por un profesional sanitario. Las dificultades respiratorias que no responden a los medicamentos para el asma constituyen una urgencia médica y requieren atención inmediata.
Siguiendo estrictamente las recomendaciones sobre el sueño, y posiblemente con la ayuda de los profesionales médicos adecuados (que pueden revisar los diarios de sueño para confirmar la causa del insomnio), los padres pueden estar seguros de que el sueño de sus hijos puede volver a la normalidad.
*Adaptado de: Wise MS, Glaze DG. Evaluación de los trastornos del sueño en niños. UpToDate.com Enero, 26 2013.
Fomentar un sueño saludable en los niños
Fomentar un sueño saludable en los niños
Fomentar un sueño saludable en los niños

Un sueño sano es importante para el crecimiento y el desarrollo físico, intelectual y social de los niños. El rendimiento escolar, deportivo y doméstico puede verse influido por los patrones de sueño del niño. Además, los niños que duermen poco tienen más probabilidades de ser obesos. Por lo tanto, es muy importante ayudar a los niños a dormir la cantidad y la calidad de sueño que necesitan. Determinar la causa del problema de sueño de un niño puede ser complicado y puede incluir desde trastornos emocionales hasta pesadillas, problemas respiratorios, dolores de estómago, afecciones médicas o problemas de comportamiento.
Obtener el diagnóstico correcto: el diario del sueño
El primer paso para ayudar a descubrir la causa del problema de sueño de un niño es llevar un diario de sueño detallado* durante 2 semanas. Un diario del sueño debe incluir 10 puntos importantes de información cada día:
- Hora en que el niño se fue a la cama
- Hora en que el niño se durmió
- Despertares/acontecimientos durante la noche (¿mojarse en la cama? ¿ronquidos?)
- Hora en que el niño se despierta
- Horario de comidas
- Siestas diurnas
- Calidad percibida del sueño
- Grado de alerta o somnolencia durante el día
- Tensiones médicas o psicológicas
- Problemas de comportamiento
Un diario del sueño ayudará a su médico de cabecera a averiguar qué puede estar causando el insomnio y si puede ser útil o no consultar a otro médico (como un especialista en comportamiento, respiratorio o gastrointestinal).
Tenga en cuenta que los niños suelen experimentar los síntomas de la falta de sueño de forma diferente a los adultos. Por ejemplo, los adultos que no duermen lo suficiente suelen quejarse de sentirse somnolientos o lentos, mientras que los niños pueden volverse hiperactivos o irritables cuando están fatigados. Los problemas respiratorios como la apnea del sueño sólo suelen darse en adultos con sobrepeso u obesidad; sin embargo, los niños con peso normal suelen padecer apnea del sueño.
¿Cuánto sueño necesita un niño?
Como ocurre con los adultos, cada niño puede necesitar más o menos horas de sueño que la media, en función de su predisposición genética. No obstante, los CDC recomiendan el siguiente número de horas de sueño diario para niños de distintas edades:
- Recién nacidos: 16-18 horas al día
- Niños en edad preescolar: 11-12 horas al día
- Niños en edad escolar: Al menos 10 horas al día
- Adolescentes: 9-10 horas al día
Qué hacer y qué no hacer durante el sueño
Para la mayoría de los niños que no tienen una afección médica subyacente como causa de su insomnio, existen varias estrategias que pueden ser útiles para volver a conciliar el sueño:
DO:
- Ejercicio diario - Los CDC recomiendan 60 minutos de actividad física al día para niños y adolescentes. Sin este nivel de actividad, los niños pueden tener dificultades para desahogarse y conciliar el sueño.
- Comer alimentos de calidad: una dieta rica en proteínas magras, lácteos, frutas, verduras, grasas saludables y carbohidratos complejos puede ayudar a regular los niveles hormonales, los hábitos intestinales y mejorar el bienestar físico y psicológico de niños y adolescentes.
- Limitar el tiempo de TV/textos - La mayoría de los padres se esfuerzan por reducir el uso que hacen sus hijos de los medios digitales para su entretenimiento diario. Sin embargo, la Academia Americana de Pediatría recomienda limitar a dos horas diarias el tiempo dedicado a los medios de entretenimiento. La Clínica Mayo advierte de que demasiado tiempo de televisión puede provocar violencia, obesidad, bajo rendimiento escolar, problemas de conducta y trastornos del sueño.
- Seguir una rutina: acostarse y levantarse a la misma hora ayuda al organismo a adquirir un ritmo de sueño regular. Acostarse a horas diferentes tiene un efecto similar al jet lag.
- Mantener el dormitorio para dormir - Tener un televisor en el dormitorio invita a la distracción. Mantener un ritual de sueño por el que se asocie la cama únicamente con el momento de dormir (en lugar de ver la televisión, jugar a videojuegos, leer libros, etc.) puede ayudar a entrenar al cuerpo para conciliar el sueño más rápidamente una vez en la cama.
NO LO HAGAS:
- Tomar cafeína. La cafeína (sobre todo antes de acostarse) puede contribuir al insomnio. Las "bebidas energéticas" que contienen altos niveles de cafeína pueden ser especialmente peligrosas para los adolescentes y, en raras ocasiones, se han asociado a muertes relacionadas con el corazón.
- Come justo antes de acostarte. Las comidas nocturnas pueden aumentar el riesgo de reflujo gastroesofágico (ERGE) o acidez estomacal. Acostarse inmediatamente después de comer puede favorecer que el contenido ácido del estómago suba al esófago, provocando una dolorosa sensación de ardor e interrumpiendo el sueño.
- Utilice los medicamentos de venta libre para el resfriado y la gripe como somníferos para los niños. Los medicamentos de venta libre para el resfriado y la gripe de uso nocturno pueden provocar somnolencia como efecto secundario de uno de sus principios activos (difenhidramina). Sin embargo, no es adecuado administrar a un niño sano un medicamento combinado para el resfriado y la gripe, y estos medicamentos no deben utilizarse en niños menores de 4 años con síntomas de resfriado/gripe. Estos medicamentos pueden tener efectos secundarios no deseados, y es mejor reservarlos para tratar los síntomas reales del resfriado y la gripe. La FDA ha aprobado el uso de difenhidramina sola para la "sedación nocturna leve" en niños mayores de 12 años. Sin embargo, se trata de un tratamiento de último recurso porque puede causar somnolencia que se prolonga durante el día, afectando al rendimiento escolar y deportivo y a otros efectos no deseados. En algunos niños, la difenhidramina puede provocar hiperactividad.
- Dé a su hijo los somníferos que le han recetado. El intercambio de recetas debe evitarse en cualquier circunstancia, pero es especialmente importante en el caso de los niños. La dosificación de ciertos medicamentos por parte de un adulto puede dañar o incluso poner en peligro la vida de un niño. No comparta nunca sus medicamentos con otras personas. Pregunte a un profesional sanitario si su hijo podría beneficiarse de la medicación recetada para dormir.
Cuándo llamar al médico
Si cree que su hijo puede tener una afección médica causante de su problema de sueño, es importante que se ponga en contacto con un profesional sanitario. La enfermedad por reflujo (acidez estomacal), el asma, la anemia, la apnea del sueño (debida a amígdalas grandes o a una vía respiratoria parcialmente obstruida), los efectos secundarios de los medicamentos, las pesadillas, las fobias (a la oscuridad y a los monstruos en los niños más pequeños) y el trastorno por déficit de atención con hiperactividad son causas bastante frecuentes de problemas de sueño.
Si los problemas de sueño de su hijo empiezan a afectar a su rendimiento escolar o a su capacidad para practicar deporte, puede ser señal de que necesita ayuda profesional.
El insomnio en caso de fiebre alta, dolor abdominal o torácico, rigidez de cuello, dolores de cabeza, vómitos o convulsiones debe ser evaluado por un profesional sanitario. Las dificultades respiratorias que no responden a los medicamentos para el asma constituyen una urgencia médica y requieren atención inmediata.
Siguiendo estrictamente las recomendaciones sobre el sueño, y posiblemente con la ayuda de los profesionales médicos adecuados (que pueden revisar los diarios de sueño para confirmar la causa del insomnio), los padres pueden estar seguros de que el sueño de sus hijos puede volver a la normalidad.
*Adaptado de: Wise MS, Glaze DG. Evaluación de los trastornos del sueño en niños. UpToDate.com Enero, 26 2013.